La primera vez que leí el lector fue en el año 2015. Mi hija Hannah tenía algunos meses de nacida, ya había empezado a dejarle pequeños mensajes en los libros que leía, por si algún día los encontraba, pudiera saber que siempre estaba conmigo, en mi mente y en mi corazón. Uno de los mensajes escritos sobre las hojas de El lector dice: “Hoy es viernes, y leo mientras duermes, Hannah Victoria”. Ese día, esa frase escrita para mi bebé, me dio el nombre de mi blog: Mientras Hannah duerme. Han pasado siete años desde entonces y aún sigo dejándole mensajes en los libros que acompañan mis días. Continúo leyendo y escribiendo acerca de lo que experimento cuando lo hago, por eso, decidí retomar mi blog, pero de una forma más personal. Deseo que lo visites con frecuencia y que mis recomendaciones de lectura te sean de ayuda.
Esta es la razón por la cual decidí hacer el lanzamiento oficial de emmaclaus.com, mi pagina web, con la reseña de El lector. Con este libro comencé a creer que escribir como estilo de vida, era posible. Sin más preámbulo, he aquí la primera entrada del blog.
Bernhard Schlink es el autor de esta novela y además de escritor, es jurista y profesor universitario, en su país Alemania. Schlink comenzó su carrera con obras policiacas, pero fue con El lector que ganó reconocimiento internacional, este se publicó en 1995 y es una autobiografía parcial. El libro se convirtió en un éxito en ventas en Alemania y fue traducido a treinta idiomas. En 2008 llegó a las salas de cine, dirigida por el británico, Stephen Daldry.
Todo comienza cuando Michael Berg, un joven de quince años, en el camino de regreso de la escuela empieza a sentirse enfermo. Cerca de su casa, no puede contenerse y empieza a vomitar. Hanna Schmitz, una mujer entrada en la treintena, le presta su ayuda y luego lo lleva hasta el frente de donde él vive. Meses más tarde, recuperado de la hepatitis, el muchacho va hasta la casa de Frau Schmitz a darle las gracias. En este primer encuentro se da inicio a su relación amorosa. Ellos pasan las tardes después de la jornada escolar de Michael haciendo el amor entre rituales de baños y lecturas, él le lee en voz alta. Un día de verano, ella desaparece de la vida del joven sin dejar ningún rastro.
El tiempo pasa, el muchacho se convierte en hombre y se gradúa de abogado. Michael vuelve a ver a su amante del pasado, pero en un lugar muy diferente al de sus encuentros: en el palacio de justicia. Ella es juzgada por crímenes Nazi. Todo lo vivido con Schmitz vuelve a su memoria, y comienza a preguntarse de quién se enamoró, si ella acaso sintió lo mismo por él, si todo ese tiempo de felicidad había sido real o apenas parte de una vana ilusión.
Uno de los temas abordados en el libro es la culpa. Todos los personajes principales la sienten: Hanna por su pasado, los secretos que guarda; Michael, por todo el tiempo que tuvo la relación secreta con una mujer que le doblaba la edad y de la cual nunca les habló ni a sus mejores amigos. Los alemanes, al convivir por décadas con personas que estuvieron envueltas directa o indirectamente con crímenes nazis sin recibir ni un solo reclamo de su parte.
El lector está narrado por su protagonista, Michael Berg. En cada capítulo él nos cuenta lo que significó su historia con Hanna. Siempre la amó sin importar que tanto la conocía, sin tener en cuenta los secretos que ella le hubiera ocultado. La narración es profunda, sincera y personal, diría que es la principal razón por la cual me cautivó esta obra.
Si nunca has visitado Alemania, con esta novela sentirás que la conoces. Podrás visualizar como lucen las calles, cómo es el verano o el otoño. Schilink nos muestra con mucho detalle los escenarios de este país en post guerra. Además, lo hace para que el lector se dé cuenta de lo que recuerda el personaje y cómo el tiempo ha influenciado en lo que puede y ya no puede evocar: «Los bosques eran alfombras verdes, jaspeadas de amarillo pálido, verde claro, verde botella, verde azulado y verde oscuro. En la llanura del Rin florecían los primeros frutales. En el Odenwald se abrían ya las forsythias».
Las escenas son sensoriales. Me transportaron a la vieja casa donde vivía Hanna, a sus olores, a la cotidianidad de sus habitantes, detalla ruidos y fachadas: «Cada vez que la sierra enmudecía, llegaba débilmente a la cocina el rumor del tráfico de la Bahnhofstraße. Cuando oía gritos de niños jugando, sabía que era la hora de la salida del colegio, es decir, que ya habían dado la una. El vecino llegaba a su casa para comer, echaba alpiste en el balcón, y se oía a las palomas aterrizar en él y arrullar».
Hice mías las preguntas que durante la obra el protagonista se hace. Reflexiona a cada instante sobre su pasado, quiere entender qué pasó, quién era ella, qué le importaba y que no y, sobre todo, que significó él en su vida: «¿Por qué me pongo tan triste cuando pienso en aquellos días? ¿Será que añoro la felicidad pasada? Lo cierto es que en las siguientes semanas fui feliz. Me la pasé estudiando como un imbécil, hasta sacar el curso, mientras nos amábamos como si nada más importara en el mundo».
La historia tiene tintes eróticos: «Se me acercó tanto que sentí sus pechos sobre mi espalda y su vientre en mis nalgas. Ella también estaba desnuda. Me rodeó con sus brazos y me puso una mano en el pecho y la otra en el miembro tieso». Atravesamos con Berg espesos valles de nostalgia y tristeza: «¿Por qué? ¿Por qué lo que fue hermoso, cuando miramos atrás, se nos vuelve quebradizo al saber que ocultamos verdades amargas? ¿Por qué se oscurece el recuerdo de unos años felices de matrimonio cuando nos enteramos de que el otro tuvo un amante durante todo ese tiempo? ¿Acaso porque en semejante situación no se puede ser feliz?».
Otro punto a favor de este libro es que despertó en mí el interés de volver a clásicos de la literatura universal ¿Cómo no caer en la tentación de encontrarnos con Michael y con Hanna, mientras leemos La odisea o Guerra y Paz?
No te pierdas esta buena historia, que te hará pensar acerca de todo lo que hace parte de tu vida. De todas las decisiones que tomamos y secretos que guardamos como un tesoro invaluable, en el profundo silencio de nuestro corazón.
1 Comment
Hola Ema Claus, qué parte de la obra es autobiografía?