Reseña Literaria: ¡Los muertos no se cuentan así! – Mary Daza Orozco

Una novela periodística, social y política

Mi madre cursó hasta segundo de primaria cuando era niña. Años después, ya pensionada de la Caja Agraria, tuvo la oportunidad de volver al colegio. Terminó la primaria y siguió con el bachillerato. En 1996, cuando las matanzas paramilitares se tomaron nuestro pueblo, Becerril (Cesar, al norte de Colombia), mi mamá tuvo miedo de seguir asistiendo a la escuela nocturna, así que abandonó sus estudios. Alcanzó a completar noveno grado.

¡Los muertos no se cuentan así! fue una de las lecturas asignadas en su clase de español y Literatura. Cuando llegué de vacaciones de mitad de año, vi la novela en nuestra biblioteca. Me llamaron la atención el título y la portada. Me dijo que ya la había leído. Entonces, quise leerla yo también. Sería la primera vez que leería algo que mi madre hubiera leído antes que yo.

Mary Daza Orozco, escritora colombiana de ancestros guajiros, estudió periodismo en Bogotá. Publicó esta, su primera novela, en 1991 con el sello editorial Plaza & Janés.

La historia gira en torno a Oceana Cayón, una mujer desesperada que busca el cadáver de su marido, Iván Grajales. Ha escuchado que los cuerpos de los desaparecidos de Bahía Rubia bajan por el río San Jorge. Acompañan a Oceana otros personajes que también buscan a sus seres queridos: Heroína Jiménez busca a su hijo; Elodia y Claudio Guzmán, a su padre; Silvana Molina, a su esposo; Adiel Marín, a su hermano; y Arbeláez, quien apoya a Oceana en su travesía.

La novela aborda temas complejos y dolorosos: desapariciones forzadas, desplazamientos, torturas, masacres, asesinatos de líderes sociales, narcoterrorismo. Todo en el contexto de la persecución contra la Unión Patriótica y el Partido Comunista Colombiano, especialmente durante los años ochenta y noventa. Son hechos antiguos, sí, pero tristemente siguen siendo actuales en la escena política y social del país:

«Y, en su desesperación, la gente dice que el mismo Gobierno tiene la culpa y que ha sido incapaz hasta de esclarecer la muerte del candidato de la Nueva Fuerza a la Presidencia de la República».

La narración se despliega desde varias voces. Una de ellas es un narrador cuasi-omnisciente, que relata solo lo que observa, manteniendo distancia emocional:

«Oceana Cayón no lloraba, continuaba en su inevitable actitud de amordazar gritos y de mirar insistentemente el agua que corría con indiferencia».

Otra voz importante es la de la propia Oceana, a través del monólogo interior, donde expresa sus recuerdos y pensamientos más íntimos:

«El río está más agresivo que ayer y cada rato nos engaña con su eterna costumbre de arrastrar bultos disímiles que nosotros confundimos con cadáveres».

En estos extensos monólogos, ella conversa mentalmente con su esposo desaparecido:

«Iván, ¿dónde estás? Me he imaginado todas las pistas posibles que me lleven, en esta carrera vertiginosa, a dar con tu paradero, pero todo parece infructuoso».

Aunque es una novela breve, de no más de 150 páginas, su densidad narrativa y la carga de datos históricos le otorgan una profundidad mayor. Está dividida en tres partes, con capítulos cortos y pausas que permiten tomar aliento. Porque, te lo advierto, esta lectura toca las fibras más sensibles del alma, con imágenes tan crudas como estas:

«—Miren, le falta un ojo, no tiene uñas y lo fumigaron con más de catorce balazos —y mientras contaba los huecos de los impactos mortales seguía hablando como un loco, en tanto que las lágrimas y la ira hacían presa de él».

La historia se sitúa mayoritariamente en Bahía Rubia, un pueblo ficticio ubicado en el Golfo del Urabá. La belleza de sus paisajes contrasta brutalmente con el horror que viven los personajes. Una paradoja que, tristemente, refleja bien nuestra realidad:

«La mañana brillaba en forma desmedida haciendo que el color rubio de la bahía se intensificara. El mar lanzaba envueltos en espuma, pétalos de colores a la playa bronceada».

La cotidianidad está teñida por la violencia. No hay momentos de calma, de alegría. Todo está marcado por el dolor:

«Bahía Rubia, como de costumbre en los últimos meses, asistió a un entierro. Lo cotidiano. Y no era solo un muerto por causa natural (…)».

Lo que ocurre en Bahía Rubia se ha repetido cientos de veces en todo el país. Como lectora, yo quería encontrar respuestas, pero, igual que en la vida real, las motivaciones de los asesinos parecen nunca ser suficientes para justificar tanto horror. Lo único cierto es la confusión y el miedo.

La autora deja cabos sueltos. Por ejemplo, menciona un partido político, “La Nueva Fuerza”, que claramente alude a la Unión Patriótica, surgida tras los Acuerdos de la Uribe entre el gobierno de Belisario Betancur y las FARC-EP. Por simpatizar con ese partido, la gente era asesinada. Sin embargo, en la novela no se profundiza en la ideología del partido, ni en los temas de sus reuniones ni en los intereses que afectaban. Como lectora, me habría resultado esclarecedor tener más información sobre esto.

Pero también comprendo que en el momento de la publicación los hechos eran tan recientes —y peligrosos— que quizás la autora omitió ciertos detalles por seguridad. No puedo pasar por alto que su vida estuvo en riesgo por escribir ¡Los muertos no se cuentan así!

Leí esta novela por primera vez hace más de veinte años. La he releído al menos tres veces más y sigue provocándome los mismos sentimientos de impotencia, asombro y horror. Me devuelve en el tiempo y aviva en mi piel las cicatrices de haber sido testigo de la barbarie de aquellos años atroces.¡Los muertos no se cuentan así! es una novela profundamente significativa en lo histórico y lo emocional. Una obra de denuncia, de memoria colectiva, que recomiendo leer. Porque en este país, contar a los muertos con verdad sigue siendo una forma de resistencia.

Alina suplicante

Alina suplicante es la segunda novela de Juan Gabriel Vásquez. Ven y lee conmigo en orden cronológico sus obras, no importa si eres lector o un escritor novel, como yo, en busca de su propio estilo.

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Portada de El niño con el pijama de rayas

Reseña: «El niño con el pijama de rayas» – John Boyne

El niño con el pijama de rayas
Es una novela que fue publicada en 2006 por el autor irlandés John Boyne y ha sido traducido a más de treinta idiomas. Su éxito hizo que se hiciera una adaptación cinematográfica que se estrenó en 2008, a cargo de Miramax/Disney, protagonizada por Asa Butterfield, Jack Scanlon, David Thewlis, Vera Farmiga, Sheila Hancock y Rupert Friend.

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