En el café de la République – Juan Gabriel Vásquez

En este cuento Vásquez aborda el tema de la soledad, pero la que se escoge por miedo al abandono y a depender emocionalmente de otra persona.

Un cuento sobre el miedo al abandono

«Tu nombre y tu dirección aparecen mecanografiados en el sobre, pues he querido evitar que conozcas mi letra y tires la carta a la basura sin siquiera abrirla». De esta forma empieza En el café de la République, uno de los siete relatos que componen la antología Los amantes de todos los santos escrita por Juan Gabriel Vásquez, publicada en 2008 por Alfaguara. Además de ser el inicio del cuento es el principio de una carta que el narrador le escribe a su exesposa. De inmediato me pregunté: ¿Por qué cree que no sea leída? ¿Qué pasó entre ellos? ¿El remitente leerá la carta? Sentí genuina curiosidad, lo que me impulsó a seguir leyendo. Es esto a lo que se refieren cuando hablan de ‘enganchar al lector’. Pues bien, eso me pasó. 

En el café de la République narra la historia de un hombre que se separa de su mujer y, tiempo después, enferma. Él aún no ha recibido un diagnóstico a pesar de los numerosos estudios que le han realizado, lo que le hace pensar que tiene una enfermedad incurable y que morirá pronto. Hace más de un año que no ve a su padre, con el que no se lleva bien; por eso le pide a su exmujer que lo acompañe, pues no se siente capaz de ir solo y verse obligado a explicarle el motivo de su separación. Desea ver a las personas más importantes de su vida porque puede ser la última vez que estén juntos.

En este cuento Vásquez aborda el tema de la soledad, pero esa que se escoge por miedo al abandono y a depender emocionalmente de otra persona. Una soledad impuesta a pesar de las dudas y el dolor que cause esta decisión. En repetidas ocasiones el protagonista se interroga a sí mismo sin ser capaz de expresar su tristeza o de cambiar su decisión: «¿Habrán sido iguales para ella todos estos primeros meses de soltería y soledad? (…) ¿Te has acostumbrado? ¿Has dejado de quererme?», «Y de un tiempo para acá ese miedo se ha sumado a los otros, y he pensado mucho si la habré perdido ya, si la habré perdido para siempre». 

El cuento revela cómo la vida sigue para los tres personajes que han sufrido la ausencia, cada uno a su manera. Nos muestra cómo lo que fue importante con el paso del tiempo es olvidado, transformado por los nuevos días, donde se extingue la presencia de alguien a quien se amó: «Cuando llegamos al apartamento, me doy cuenta de que Vivianne no se ha abandonado ella misma, de que su vida no ha cedido a la incoherencia». Día tras día el dolor se apacigua, se sana: «En todas partes veo testimonios de la vida que cambia. Cada objeto me dice que el orden minúsculo al que pertenecí ya no existe».

La historia está ambientada en París, desde el punto de vista de alguien que vive allí y que conoce lo bueno y lo malo de la ciudad, que en muchas ocasiones se nos presenta como de ensueño: «Me he sentado a esperarla en una banca olorosa a lejía, al café que un vagabundo demora en tomarse a mi lado y al sudor de los trotadores de fin de semana». Vásquez demuestra en este cuento su habilidad para crear simbiosis entre los escenarios, ambientación y estructura. El autor siempre halla una forma sencilla, fuera de los llamados lugares comunes, para que el lector se transporte a los escenarios y viva la historia: «El edificio de mi padre está en un barrio de calles empedradas que no por eso deja de ser hostil y oscuro. Los graffitis abundan, pero no son epigramas ingeniosos como en otras ciudades del mundo, sino signaturas abstractas que conservan algo de blasón de guerra».

En el ambiente se palpan tristeza, nostalgia, indecisión, miedo a lo desconocido y soledad, pero también deja ver la esperanza de quien no se rinde y sigue viviendo con su mirada puesta en lo que está por venir, a pesar del abandono. No es una casualidad que el cuento se sitúe al final del invierno, en un día donde la primavera se percibe con más fuerza: «El frío ha cedido un poco: ya es posible ver gente caminando con el suéter en la mano, ya los días se alargan y amanece sin niebla, y el barro sutil de los andenes se ha derretido». 

En el café de la République es un cuento de una carga emotiva poderosa, con reflexiones íntimas acerca de cómo se sobrevive al desamor. Es una de esas historias que te acompaña por días después de su lectura y, por qué no, que deseas volver a respirar. Comparto uno de mis fragmentos favoritos: «Al principio te odié, ¿sabes?, me pareciste cruel, me decía todo el tiempo que no te merecías a alguien como yo. Luego pensaba que yo no merecía nada. Si era incapaz de conservar a alguien como tú, debía ser que no valía nada. Yo te amaba, eso es lo que pasa. Todavía te quiero, claro, pero antes te amaba más que a mi vida». 

A una vida de ti – Arianna Saurith Fernández

¿Alguna vez has soñado con alguien que no conoces, y el encuentro es tan vívido que piensas que esta persona existe en alguna parte del mundo, sólo que no se han cruzado aún? ¿Qué pasaría si este sueño se recrea cada noche desde que eres niña y después lo onírico se confunde con lo tangible? Esto le sucede a Ava Santamaría, la protagonista de A una vida de ti: un hombre desconocido se aparece cada noche en sus sueños.

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